La escultura sevillana entre los siglos XVI y XVII. El imaginero Blas Hernández Bello (ca. 1560-1627)
Emilio Jesús González Begines
Premio Trabajo Fin de Máster 2021
Presentación
En la fecha pionera de 1907 se fundó el Laboratorio de Arte en la Universidad de Sevilla, que durante muchos años funcionó entre la antigua sede de la calle Laraña y la actual en la Real Fábrica de Tabacos, ya convertido en Departamento de Historia del Arte. A partir de aquel año fue generándose una tradición académica e historiográfica en el estudio, investigación y docencia del arte español y universal, apoyado en una novedosa biblioteca especializada y una fototeca. En buena parte de estos más de cien años, los planteamientos metodológicos se asentaron por un lado en la investigación documental positivista y de otro el análisis formal de la obra de arte. A esta centenaria labor universitaria responde el presente trabajo, defendido en el Máster de Patrimonio artístico andaluz y su proyección iberoamericana, presentado por el alumno Emilio Jesús González Begines, bajo el título de La escultura sevillana entre los siglos XVI y XVII, el imaginero Blas Hernández Bello (c. 1560-1627), obteniendo la máxima calificación. El refrendo de la opinión unánime de la comisión evaluadora ha sido estos premios nacionales a los mejores Trabajos Fin de Máster, concedidos por el Comité Español de Historia del Arte.
Precisamente esa historiografía citada se ha empleado frecuentemente en los grandes maestros de la escuela sevillana de pintura y escultura, como Juan Martínez Montañés, Juan de Mesa o Pedro Roldán, por centrar el tema. Lógicamente los artistas secundarios y sus obras se han visto postergados en beneficio de los hitos singulares. El trabajo de González Begines ha optado con valentía por uno de esos artífices más modestos y menos lucido, pero no por eso ha dejado de elaborar la investigación con rigurosidad, con una prosa rica y llena de matices. Los artistas secundarios pueden alumbrar hasta donde y como llegó a declinarse las enseñanzas de un maestro que dominaba la plástica en un determinado lugar y tiempo, en el seno de los talleres tradicionales. Sevilla fue en las décadas finales del quinientos y el primer tercio del siglo XVII un importante centro, época de abundantes y fecundas confluencias artísticas, en buena medida facilitadas y difundidas por el mercado americano. En la escultura fue el momento de las formas montañesinas y ahí se encuadran otros notables maestros y seguidores. La investigación que comentamos ha sabido resolver y sacar a la luz una aproximación más veraz y precisa del imaginero Blas Hernández Bello, aportando noticias inéditas de su vida, así como un catálogo con nuevas atribuciones que habrán de ser refrendadas o rechazadas por otros investigadores. El origen castellano del escultor apoya la permanencia de la vinculación entre las distintas escuelas del arte español, y tras su examen como maestro en 1586 comienza su andadura con numerosos encargos en Sevilla y su reino, sin olvidar las Canarias e Hispanoamérica. Al parecer su quehacer discurrió desde el manierismo a un primer naturalismo barroco. La clara estructuración del trabajo recoge este recorrido, tras un primer capítulo en el que se aborda el panorama escultórico durante los años vividos por Hernández Bello, acomete la vida y la obra del escultor intentando, en la medida de lo posible, superar el dato documental, matizando las formas y abriendo el campo a los aspectos sociológicos. En sus conclusiones es cauteloso en la valoración del artista, todo ello abonado por una abundante y oportuna bibliografía.
Así pues, no falta más que felicitar a Emilio Jesús González una vez más por su elaborado trabajo fin de máster, con la esperanza de seguir viendo y disfrutando de sus investigaciones.
Dr. Rafael Ramos Sosa
Universidad de Sevilla