En los últimos años los estudios sobre escultura barroca española, especialmente en el ámbito anda- luz, han renovado la mirada de la historiografía clásica que cimentó el conocimiento de este campo durante el siglo xx. Una de las principales novedades ha sido la de desvelar unas redes productivas en lo que al campo de la escultura se refiere que trascienden los núcleos consolidados que han arti- culado la visión tradicional de grandes escuelas, en el caso andaluz conformadas en torno a dos acti- vos centros artísticos como fueron Granada y Sevilla durante la Edad Moderna. El presente estudio se incardina en esa visión renovada de la escultura barroca andaluza, abordada ya en su tramo final, en el marco de las investigaciones desarrolladas por el proyecto Entre Barroco e Ilustración. Estudio comparado de la escultura andaluza e hispanomericana entre 1750 y 1810 (PID2021-126731NB-I00) que tengo el placer de dirigir.

A partir de los estudios pioneros del padre Llordén, en las últimas décadas la historiografía ha puesto de relieve la importancia nuclear que la ciudad de Antequera poseyó en la época barroca, fundamentalmente en el siglo xviii, momento de reactivación económica y, por tanto, de empren- dimiento de nuevos proyectos artísticos que reforzaron núcleos emergentes como el antequerano frente a los tradicionales focos de producción de arte de la región. En este sentido está demostrado que Antequera supo sostener el pulso con estos núcleos tradicionales, fundamentalmente en los campos de la escultura y los retablos, como los estudios de José Escalante y Jesús Romero entre otros se han encargado de poner de relieve. En este contexto el presente libro, originalmente presenta- do como Trabajo Fin de Máster por su autora en el Máster universitario en Tutela del Patrimonio Histórico-Artístico. El legado de Al-Ándalus de la Universidad de Granada, aborda el estudio siste- mático de una saga de escultores, los Márquez, que a lo largo de tres generaciones (Diego Márquez y Vega, 1726 –1791; Miguel Márquez García, 1767 – 1826 y Joaquín Márquez y Angulo, 1803 – 1869) capitanean la producción escultórica antequerana a caballo entre los siglos xviii y xix. Ello resulta especialmente relevante por cuanto reflejan un momento de cambio ideológico y estético entre el Barroco final y los ideales ilustrados y sus formas neoclásicas. A ello se atiende en este estudio me- diante un importante trabajo de campo, tanto archivístico-bibliográfico, como de examen y catalo- gación de obras (como el apéndice documental y el catálogo se encargan de demostrar). Pero más allá de importantes novedades documentales y de catálogo, reforzando o descartando atribuciones, la investigación ha puesto el foco en procesos de extraordinaria relevancia como el desarrollo de la producción artística en el contexto de sagas familiares, la versatilidad de los artistas, su adaptación a nuevas corrientes ideológicas y estéticas, la pluralidad de actores en el mecenazgo y su influencia en la orientación estética de las obras, entre otros asuntos.